domingo, 25 de marzo de 2012

Tolerancia intolerante. (un modelo de hegemonía)

Recientemente, en varios países, se han estado discutiendo varios temas sobre derechos humanos sobre el sexo, la sexualidad y el género. Temas controvertidos sobre la igualdad de los géneros en el trabajo, el matrimonio homosexual, la discriminación. Mucho de ésta discusión es efecto de varios movimientos políticos que han luchado por posicionar el tema. Desde el feminismo a los movimientos trans y homosexuales.

Estos movimientos lograron visibilizar el problemas, luchando y discutiendo, no sólo con una sociedad que se mostraba incomprensiva ante sus demandas, sino también entre sus distintas posturas y por la comprensión más precisa y acabada de cuales eran sus intensiones y como llevar acabo sus objetivos. Su problema no era fácil. En la mayoría de los casos, sus ideas eran una contracultura, o sea, se motivaban en valores de la cultura (como el valor de la libertad y la igualdad ante la ley) pero también cuestionaban los principios de la vida "privada", como la sexualidad y las relaciones y roles de hombres y mujeres dentro de la familia y fuera de ella.

A través de su acercamiento al mundo académico, se profundizó, midió y caracterizó una compresión más acabada del problema que enfrentaba, se caracterizó el fenómeno de la identidad de género y se profundizó en los estudios sobre la sexualidad. Los movimientos motivaron la reflexión académica y ésta brindó de nuevos objetivos a los movimientos sociales, lamentablemente, no así estrategias.

El fallo en la estrategia del género

La llamada "Segunda ola feminista" llegó a su fin, cuando se dio cuenta que su estrategia de visibilizar la irracional diferencia social entre hombres y mujeres, a través de marchas y actos públicos, no tenía los efectos esperados, especialmente porque no se tenía claro un objetivo y aplanaba la diversidad de las mujeres. En ese punto, nace una perspectiva académica que desentraña y profundiza las fuentes de esa desigualdad, el enfoque de género.

El enfoque de género, demuestra con múltiples evidencias (1), que el sexo (biológico), la orientación sexual (bio-psico-social) y el género (social), son cuestiones relativamente independientes y qué este último, el género, es una construcción social, un contrato que puede cambiar si perjudica a alguna de las partes. Tal concepto permitió construir indicadores que apoyarán con datos esta realidad (diferencia de renta entre hombres y mujeres, cantidad mujeres que participan del mercado laboral, victimización de hombres y mujeres, asignación de roles laborales públicos y domésticos).

Estos datos dieron consistencia a la apuesta feminista, que a través del concepto de género logró insertar una agenda en instituciones políticas que intentasen remediar estas cifras.

Una cuestión similar fue lo que ocurrió con el movimiento gay y trans, que optaron por una visibilización de su historia a través de discursos políticos y guiones cinematográficos, expusieron el drama de la discriminación. Pero no fue hasta que organismos como la Asociación de Psicólogos Americanos, expuso que la orientación sexual no es una enfermedad y no es posible su tratamiento, que no obtuvieron una legitimidad contundente, que les diera una mayoría de aprobación.

Todo desencadena en que la promoción por los nuevos valores de respeto e igualdad de la sexualidad y el género, terminó en leyes y políticas que imponían estos valores al resto de la sociedad. La balanza se cambió de lado, pero la situación fue la misma. Ahora, los grupos conservadores sienten el peso de la máquina que perseguía a las feministas y homosexuales en el pasado.

Esto a generado la organización y articulación de diversos grupos que ven como sus creencias, su "ontología", se ve amenazada por leyes nacionales e internacionales. Desde su punto de vista, es la depravación social y la "ideología del género", la que amenaza su existencia, sus creencias y a la sociedad entera. Ellos mismos han articulado una reflexión y marco interpretativo, en el cual ven estas organizaciones feministas, homo y transexuales, como organizaciones maliciosas. Se han negado a ver la otra perspectiva y curiosamente utilizan argumentos similares al feminismo radical, sólo que invertidos. Arguyen que esto es parte de una estrategia global que busca desestabilizar las democracias y sociedades, con el afán de implantar una hegemonía. Y pueden darse el gusto de tener razón cuando son atacados por una masa igualmente fanática que tampoco ha reflexionado profundamente sobre el problema, pero que es intolerante ante la intolerancia, sólo porque ahora es un discurso oficial.

La tolerancia impuesta

El error fue ocupar mecanismos verticales que, una vez conquistados, expandieron los valores como verdades irrefutables al convertirse en leyes y programas para empresas, gobiernos y agencias supra y no gubernamentales. El discurso que buscaba terminar con la discriminación entró a una máquina discriminadora. Un fenómeno similar al del cristianismo al volverse religión oficial del imperio romano, donde los arrojados a los leones fueron otros, pero los leones siempre comieron.

Esto provocó que la gente que tenía una base cultural de valores distintos, se volviera, jurídicamente contracultura y se sintiera obligada a tolerar algo que no le parecía según su pensamiento. La tolerancia no se impone.

En contraparte, quienes promueven las estrategias legales de la tolerancia, consideran que los cambios legales terminan con la discriminación legal, y no imponen ideas a nadie, sino que dan libertad. Sin embargo justifican sus razones en un pensamiento que ha nacido a través de una historia, que para quienes lo ignoran, no es fácil de tragar, les parece una idea ajena y hasta antojadiza. No les es obvio.

Las ideas que así llegan desde arriba, suelen llegar como lecturas incompletas para las masas, pese a estar de acuerdo, reaccionarán incluso violentamente contra los "intolerantes", pese a que ellos también demuestren actitudes sexistas y discriminadoras (como son los las bromas hacia al feminismo, machismo o la homosexualidad).

En este sentido, la dinámica de influencia que han alcanzado se les ha ido de control a los grupos y movimientos que las promueven, generando rechazos y comprensiones incompletas al usar mecanismos "desde arriba hacia abajo".

El fenómeno en sí mismo es interesante. Permite preguntarse cuantas ideas "hegemónicas" no han pasado por un proceso similar, en que se han anclado a una estructura que reproduce vicios imponiendo, más que proponiendo.


(1) Evidencias de la teoría del género: La antropología a demostrado a través de estudios comparados, la diferencia de roles entre hombres y mujeres, así como la existencia de sociedades matriarcales. La arqueología por su parte desentraña que el tipo de sociedad matriarcal era muy frecuente en grupos de cazadores-recolectores. La historiografia ha mostrado los cambios históricos de los roles de hombres y mujeres de las sociedades occidentales .

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