miércoles, 12 de febrero de 2014

Dos modelos de (anti)empatía política.



Uno tiene la educación suficiente para darse cuenta de la injusticia, de que él está un poco mejor, pero que el resto esta realmente jodido, siente y ve que los de arriba tienen la culpa. Sus recursos son limitados, pero los tiene, le ayudan a entender que la injusticia no es lógica, que si lo es la solidaridad, él ve el global. Tiene el valor, se da cuenta de lo que hay en juego, se arriesga por los demás. Tiene la convicción, el espíritu que no lo lleva a desviarse, sabe lo que necesita. Oganización, lucha y cambio, un cambio total, necesita revolución.

Dos vive la injusticia en carne propia, la odia y le teme. No tiene las herramientas, se las ha fabricado. Tiene un talento, sabe tratar a la gente. Es rápido, aprende el juego, sobrevive. Sube. Sabe negociar, no espera nada de los demás, espera todo para sí. Nada es gratis para él, pero luchó, tiene lo que ha ganado, piensa que se puede, él pudo, aspira a seguir subiendo.

Uno busca aliados y busca una idea que de valor, algo superior, noble. Un plan. Se concentra, se organiza. Define enemigos, define objetivos, define estratégias. Estudia, aprende, hace contactos, busca una base. Convence a los que quiere salvar, los necesita, lo justifican todo, todo el esfuerzo, toda la lucha. Se convence, se disciplina.

Dos no lo cree a los expertos, le cree a su experiencia. Tener recursos es manejar a la gente. Hacer dinero no se aprende en una escuela, ni trata de economía. Así sube, manipulando gente, que es lo que quieren, que es lo te interesa. No es el precio del dólar, no del petróleo. Es el contacto, la casa en la playa, el traje, el prestigio, el favor o la amenaza. Es el soborno, el abogado, la negociación, es el poder. Es la exitación de la vida misma. Cuando te enseña la práctica, la teoría es absurda.

Para Uno la práctica no encaja con la teoría. Así que pretende hacer una nueva práctica, hacerlo todo de nuevo, purgar del mundo lo podrido. Sabe que los de arriba querrán salvaguardar su privilegio, sabe que se opondrán con todos sus recursos. Por eso las reformas no sirven, hay que ser radical. Actuar fuerte antes de que reaccionen, ellos y sus aliados, el stato quo.

Dos, no le gusta el sistema, pero le gustan menos los disconformes que sólo critican, los flojos que sólo piden. Disfruta de lo que se ha ganado, quiere conservarlo. Si él pudo, otros pueden. Aunque a veces le combiene más que no todos puedan. Entrar y cerrar la puerta detrás de sí. Él tiene los contactos, podría asegurar lo que tiene ¿Por qué dejar que otro se lo arrebate? Tiene mucha responsabilidad, su familia, su gente. Tiene que facilitarse la carga.

Uno odia la comodidad de arriba, de su flojera, de que vivan de los otros. Odia su ignoracia, que no vean o no quieran ver el daño que hacen. Él sabe, él entiende y comprende lo que tiene que hacerse. Pobres los de abajo que nisiquiera saben lo miserables que son. Él tiene las respuestas, sólo él puede hacerlo.

A Dos los de arriba lo felicitan, es su hombre, el ejemplo. Siente orgullo de lo que hizo, de que aquellos lo reconozcan. Le entusiasma su belleza, su estilo, sus ideas, sus apellidos. Tolera los cambios que mejoren las cosas, son oportunidades que hay que aprovechar. No se desanima, es positivo. Él asume los riesgos, sabe que hay que apostar para ganar, pero sabe que siempre es mejor cuando las probabilidades están a tu favor, cuando ya conoces el juego.

Uno entra en acción, todo es heroísmo de ahora en adelante. La moral sólo se sostiene bajo los ideales, porque la lucha es dura. Como predijo, los defensores del Stato quo lo amenazan, lo encasillan, lo llaman bárbaro e inculto. ¡Él! inculto él, si ha leído y visto el problema con sus propios ojos, que ve que el problema es apremiante. La justicia es una regla dura e intolerante, o estás conmigo o contra mi. Hay que ser austero, la ciencia de la igualdad lo demanda así, ellos jamás podrían, acostumbrados a sus gustos supérfluos.

Dos ve el alboroto con frustración. Todo lo construído, todo el esfuerzo amenazado por ignorantes que no saben cómo funciona el mundo. Admira su decisión, su firmeza, como el pueblo los aclama, su propia gente, esos que el despreció para convertirse en quién es. Por eso los considera peligrosos, populistas que confunden al pueblo, le hacen promesas que no pueden cumplir. ¿Cómo van a saber si jamás han sido la mitad de lo productivo que él es?.

Uno esta concentrado, su palabra, su convicción a movido a las masas. Todo parece confirmarse, el pueblo se levanta, pero no todos. Aún siguen engañados por la inercia del discurso del stato quo, se engañan a sí mismos, se frustran por el alboroto. Es que no comprenden, están ciegos, luchamos por ellos y ellos nos traicionan. Sí, NOS traicionan, Uno, ya no es uno, Uno es "todos". Da igual, la victoria está cerca.

Dos teme, ya no es rabia ni frustración, es miedo y el miedo lo lleva a tomar decisiones al límite. No es que nunca lo haya pensado, quizás, puede que tenga algo de experiencia en ello. Pero el miedo lo motiva a utilizar todos sus recursos y Dos es un hombre de recursos. De algún modo si tiene éxito todo volverá a la normalidad; si fracasa, puede que le de la razón a aquellos que quiere destruir. Pero esto no es sólo por él, por conservar sus bienes, ni el reconocimiento de esos que le rodeaban, no, es por todos, es por su familia, el futuro, el país, por todo lo más elevado. Para ganar, hay que arriesgarse.

Uno ríe, la victoria esta cerca, ha sido su obseción por mucho tiempo, la batalla ha sido tan dura, y lo más difícil ha sido la traición, sus primeros colaboradores, amigos, el éxito los tiene intoxicados. Ahora que ya llega el poder, no sabe si estarán todos a la altura moral. Este es un sacrificio, tomar el poder para destruirlo, evitar su seducción. Al final el monstruo mostró toda su fealdad y fue su gran hundimiento. El convencimiento final de que eran ellos los que encarnaban la justicia, pese a que en el camino dudó y aunque se arrepienta de algunas cosas, todo es por un fin superior, no es por él, es por todos.

Dos sufre su error, el más costoso hasta ahora. No estuvo solo, es un hombre de recursos, de conexiones. Ha salvado por poco y pretende seguir. Aún quedan aliados. Dos no se desanima demasiado. Él aprende de los errores.

Para Uno es definitivo, ha llegado el momento de felicidad, convertir en realidad la promesa que forjó con sangre. El cambio total, pero el cambio a qué. Se ganó su posición como lider, le toleraron su gobierno experimental. Cómo saberlo. Estudió mucho lo malo del sistema, como derrotarlo, pero muy poco lo que tocaba despúes. Sus campañeros ya dudan de su virtud y hay demasiados rumores a sus espaldas. No puede confiar, reconoce su error, pero ¿cómo confiar en alguién más? Sino tienen la altura moral, pueden aprovecharse del poder, volver todo a lo que era, o a algo peor.

Dos mira desde afuera, gasta día y noche en volver a tener lo que fue. Ocupa todas sus estrategias. Medios, contactos, favores, interéses, negocia, habla. Tiene claro sus fines, racionaliza sus metas. Tiene claro su objetivo, es flexible a lo que ocurra. Ya lo jugó todo y lo perdió. Siguirá, desde afuera, tratar de ser lo que es.

No quedan opciones. Uno lo sabe. No puede confiar el destino de la causa a nadie, es demasiado importante, él más que nadie lo sabe, desde el principio. La presión de afuera se hace evidente, se necesitan aliados y hay que negociar. No se puede dudar, cualquier cuestionamiento será traición. Para lograr el cambio hay que extirpar a todos los que quieran volver. Ya no hay tiempo de convencer, hay que forzar la convicción. Se necesita asesoría técnica en la ciencia de la justicia. Podemos ser un reloj contra la batalla que ahora hay que dar, pero a nivel internacional, contra los de arriba, los de arriba en el mundo.

Dos sabe que hay que presionar desde afuera, pero también hay que dividir desde adentro.

Uno no puede creer que algunos se levanten contra él, la unidad lo es todo. Uno hace lo que sabe hacer. Los calla por la fuerza. Sus técnicos se encagaran de lo demás. Solo le importa que la causa llege a la nueva generación

Dos estudia y se prepara, racionaliza y buscará también a esa nueva generación.

Con el tiempo se cansarán. Sus modelos se alzarán y caerán alimentados con las mentes y los corazones de nuevos representantes de la ley de hierro. Nuestra prisión, nuestro infierno. Esperemos no ser nunca ninguno de estos modelos.


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